lunes, 25 de febrero de 2008

Respuesta a Redes Cristianas

Saludos amigos:

Existe una página que representa a un sector de “católicos” un tanto especiales, son “católicos” que intentar cambiar la Doctrina de la Iglesia Católica, son personas “humildes” que intentan hacer comprender a la Iglesia que el camino verdadero que Cristo nos enseña no es el que la Iglesia dice ser, sino el que ellos dicen que es. Podéis comprobar toda su ideología en su “manifiesto de la primera asamblea de redes Cristianas” en http://www.redescristianas.net/

Con todo el respeto que nos merecen intentamos defendernos, sí, nosotros, los que somos Iglesia Católica, los que tenemos como estandarte la defensa de la Fe Católica --otros tienen el ataque a la Iglesia Católica--, también nosotros intentamos hacerles comprender que la verdad de Cristo reside en la Iglesia de Roma.

Como respuesta a su “manifiesto”, el hermano Anselmo de Crespi en nuestro nombre responde con justicia, determinación, templanza y amor, como el padre al hijo, como el hermano al hermano, espero que lo meditéis.

ANTE EL MANIFIESTO DE LA I ASAMBLEA DE REDES CRISTIANAS.

Desde el respeto a mis hermanos católicos no puedo sino rebelarme contra las afirmaciones que se hacen en el manifiesto de esta primera asamblea y, al manifestarme en contra, sé que algunos me considerarán un "carca", un "extremista de la religión", etc. etc. pero no importa porque mi conciencia estará tranquila y en paz.

¿Quiénes soy vosotros para auto nombraros reguladores de la Iglesia, nuestra Iglesia, la de todos, no la vuestra sola, y catalogar en distintos niveles a hermanos que, si pecan de algo, es de llevar por delante su Fe y su Amor a Cristo?

Es muy fácil caer simpático a la mayoría de la gente que no se acerca a la Iglesia por no querer aceptar un compromiso serio de vida. Es facilísimo utilizar la oscuridad de la mentira y el engaño bajo el disfraz de la humildad y la comprensión de temas tan repugnantes y dolorosos como el aborto. Es fácil decir que soy católico porque amo a los inmigrantes, a los menos favorecidos de la sociedad, a las prostitutas, al homosexual que quiere casarse, etc. etc., cuando la realidad de vuestro manifiesto pone de relieve que, si sois católicos, os avergüenza serlo públicamente.

La Iglesia, en mayúsculas, no la vuestra, sino la de todos, sí ama a esas personas, pero no en exclusiva; la Iglesia, no la vuestra sino la de todos, ama a todas las personas, sean o no católicas, sean o no grandes y graves pecadores, sean ricos o pobres, heterosexuales u homosexuales, y las lleva amando desde el principio, con dictaduras o en democracias, en desiertos o en ciudades, sin distinciones entre mundos como vosotros hacéis, (primer mundo, tercer mundo, etc.). La Iglesia, no la vuestra sino la de todos, está presente en todos esos mundos que vosotros clasificáis, en una entrega total, que va desde el apoyo económico hasta la entrega voluntaria de la vida por defender a sus hermanos.

¿Dónde estáis vosotros cuando los políticos y las ONG se retiran de una zona peligrosa y de gran conflicto y unos misioneros y misioneras se quedan defendiendo la integridad y la vida de sus hermanos a costa, en muchos casos, de la suya propia?

¿Dónde estáis cuando una adolescente se debate entre la duda de tener a su hijo o entregarlo a la trituradora cruel y tan sólo una voz católica, quizás pronunciada por alguien que no tiene hijos naturales pero sí hermanos por todo el mundo, hijos por todo el mundo, le susurra al oído que nada puede reemplazar al dolor de haber matado a un hijo, que es una lacra que la acompañará toda la vida, y le ofrece ayudas y soluciones alternativas, compatibles con el gran don de la vida para no matar a su hijo, para no convertirse en una criminal que cargará una pesadísima cruz durante toda su existencia?

¿Dónde estáis cuando el hermano enfermo por sus anteriores hábitos no permitidos por la Iglesia se encuentra postrado en una cama de hospital enfrentándose a sus últimos momentos? ¿Quién lava su cuerpo, quién limpia sus llagas, quién conforta su alma?¿Vosotros? No, vosotros estaréis en alguna manifestación pidiendo que el Cardenal o el Arzobispo venda los cuadros, o las joyas antiguas, o lo que sea. Que venda esos bienes que logran el dinero suficiente al ser mostrados en museos, en Catedrales, para pagar las vendas con que la Hermana lava la llaga del terminal de sida, compra la comida y las medicinas que le permitirán que la dignidad que no ha tenido en vida la tenga a la hora final, a la hora de ser llamado por el Padre.

Es fácil olvidar la doctrina en pos de conseguir unos falsos compañeros de viaje para que no nos critiquen esos falsos progresistas demagogos que actualmente atacan a todo lo relacionado con la Iglesia Católica y a los católicos comprometidos. Es fácil ser cobarde y ampararse en los derechos humanos, unos derechos que la Iglesia Católica lleva defendiendo desde siempre y que ahora vosotros intentáis acaparar en un intento de no ser criticados por vuestras creencias, por vuestra fe.

Sois todo lo contrario a los mártires de nuestra Iglesia, a los misioneros antes citados que se quedan firmes en sus convicciones defendiendo a sus hermanos frente al machete asesino. Vosotros seguramente saldríais corriendo, criticando a ese misionero o misionera con tal de no perder vuestra timorata vida en la que el miedo y la falsedad pesan más que la Fe en Nuestro Señor.

Sois los nuevos judas, aquellos que venden al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo con tal de sobrevivir a las injurias y ataques que actualmente recibimos los católicos.

Pero mientras vosotros contribuís a lo ataques que nos lanzan los demás, mientras apoyáis por miedo a la canallesca pro abortista, a las mafias de las pateras, a los gobernantes sin escrúpulos que intentan que el hombre pierda su dignidad, nosotros continuaremos rezando por vosotros, y por las mujeres que abortan, y por los abortistas, esos profesionales del crimen, por los mafiosos, por todos aquellos que nos atacan, por los que matan misioneros, por lo que aprueban leyes contra la dignidad humana, porque para nosotros no sois sino hermanos equivocados, que merecen nuestras oraciones precisamente por eso, porque somos CATÓLICOS, porque la Iglesia no rechaza a nadie, porque siempre se espera el regreso del hijo pródigo, porque, a diferencia de vosotros, nosotros no cerramos las puertas a nadie, no cerramos la muralla, no os damos la espalda.

No somos ni mejores ni peores, somos sencillamente católicos, y eso es compromiso, voluntad y entrega. Compromiso con lo que creemos, sin miedos, sin intentar cambiarlo a nuestra medida, a nuestro capricho. Voluntad para llevar a cabo nuestro compromiso pese a la dureza que aparentemente pueda conllevar, (lo fácil sería cambiarlo, pero entonces ¿dónde nuestra voluntad, dónde nuestro compromiso?) y entrega, entrega total a Dios, a Jesucristo y a Nuestra Señora, porque esa entrega total lleva agregada la entrega a su obra, a su creación, (por eso amamos la tierra, a los animales, al hombre, etc.), sin tener que pregonarlo a los cuatro vientos en proclamas demagogas.

Ahora me retiro a orar, por mí, por mi familia, por mis +Hermanos y por vosotros. Que Dios os perdone el mal que nos estáis haciendo. Él, que es infinitamente más comprensivo que nosotros, ya lo habrá hecho. Aun así, rezo por ello.


Non Nobis

Fr. ++Anselmo de Crespi

Legado Prioral

(aut concilio aut ense. Vade plus ultra)

http://www.fratertempli.tk

No hay comentarios: